Entrada: ¿Hablamos de inteligencia?

Este artículo nace de una idea escuchando la canción “Héroes del Sábado”, del grupo español “La M.O.D.A.” En ella, hay un verso que dice: “El niño crecerá y entenderá lo que su padre ignora”. Evidentemente, el grupo musical no hace referencia al tema del que les voy a hablar en estas líneas, pero es un ejemplo más de las conexiones que hace el cerebro, a veces siendo estas las bases de la propia creatividad.

El concepto del que me acordé escuchando la canción de las que le acabo de hablar es el Efecto Flynn. Algo que puede resultar muy curioso, pero sobre todo interesante para profundizar en conceptos como la inteligencia.

“La Curva de Bell” es el libro en el que Richard Herrnstein y Charles Murray (1994) hablan de los estudios realizados por James Flynn en relación a la población general y a la inteligencia, por lo que fueron los primeros en utilizar el término “Efecto Flynn”.
Se denomina “Efecto Flynn” a la tendencia en varios países del mundo a que cada año aumenten las puntuaciones de inteligencia. Es decir, puede parecer que cada generación es más inteligente que la anterior. ¿Podemos tomarnos esto como inequívocamente cierto? Pues…depende.
Esto es psicología, y no nos olvidemos de la importancia del contexto a la hora de buscar la explicación de los fenómenos que describimos.
La inteligencia se mide principalmente a través de las puntuaciones del Cociente intelectual (CI). Esta escala es empleada para poder comparar resultados en diferentes pruebas de inteligencia. Los test más empleados son “Matrices progresivas de Raven” y “Escala de Inteligencia Weschler para Niños”, (conocida como WISC, por sus siglas en inglés).
Pero… ¿por qué pueden haber aumentado tanto las puntuaciones en las escalas con el paso de los años?
Me gustaría que pensaran en cómo fue su infancia. Qué cosas tenían importancia cuando eran pequeños y pequeñas. Cuáles eran las rutinas a las que estaban acostumbrados.
Ahora vuelvan a hacerse la misma pregunta, pero pensando en que quién responde son sus abuelas o abuelos.
Con, casi, total seguridad las respuestas van a diferir. Y es que nuestras personas mayores, así como generaciones anteriores siempre viven en un contexto diferente.
Ambas pruebas de inteligencia a las que hacía mención tienen tareas de tipología muy abstracta. Según los estudios de James Flynn, cada generación ha incrementado su capacidad lógica y de moverse en conceptos abstractos y no solo en lo que es útil para la supervivencia.
Teniendo esto en cuenta, se entiende por qué han aumentado las puntuaciones en pruebas que miden conceptos lógicos o abstractos y no pasa lo mismo en otras de tipo puramente matemático o de vocabulario (por ejemplo, tareas de cálculo o conocer la definición de una palabra).

De todo esto se han escrito ríos de tinta. La inteligencia y cómo medirla siempre ha despertado interés entre las y los investigadores, así como otros autores que también se han dedicado a la divulgación de estos hallazgos.
Para concluir, cabe decir que en cuanto al “Efecto Flynn”, existen voces escépticas, así como otras aportaciones científicas que apuntan a los puntos débiles de la teoría.
Esto, bajo mi perspectiva, enriquece y hace evolucionar enormemente el conocimiento científico.
Quizá el mayor aprendizaje que se pueda sacar de esta información es que es imposible conocer la realidad de una persona únicamente a través de las puntuaciones de un test. Necesitamos datos de su contexto, para entender el por qué.
Un buen estudio psicológico se caracteriza por navegar en la historia de vida de la persona que viene a la consulta para una valoración. Ya sea de inteligencia o de su sintomatología depresiva.

REFERENCIAS.
Flynn, J. R. (2008). El efecto Flynn. Mente y cerebro, 31, 28-35.
Herrnstein, R. J., & Murray, C. (2010). The bell curve: Intelligence and class structure in American life. Simon and Schuster.

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Alicia Méndez, psicóloga

A los 18 años, tuve la gran suerte de no haber entrado en la carrera de medicina. Eso me dio la oportunidad de descubrir mi gran pasión: la psicología.
Estudié el Grado de Psicología en la Universidad de Salamanca y sin duda, esto fue lo que confirmó que mi futuro estaba ligado al estudio de la mente.

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